MI TEMPORADA FAVORITA
Nomás pasa el día de muertos y comienza mi temporada favorita del año: NAVIDAD.
No puedo explicar así como quisiera la gran aversión que les tengo a las navidades pero antes, cuando era un niño, no podía pensar en un mejor felicidad cuando los primeros días del mes de noviembre mi madre colocaba un arbolito artificial. La navidad es una fecha demasiado importante para lo que me queda de familia.
Pero en verdad algo demasiado importante, tanto que si no estamos todos juntos en nochebuena
Pronto mi familia entra en crisis depresiva y la fiesta comienza.
El tio que siempre se pone bien pedo, la tia hipócrita que en todo el año no habla ni visita a la familia pero que en navidad nunca se le pierde, el primo drogo hasta las manitas de cocaína.
Los regalos disfuncionales, la comida, las bebidas, la televisión prendida enseñando como celebran la navidad en otros países, los comerciales, el abuelito vomitándose, los chiquillos llorando y peleando por cosas.
Mi familia es muy tradicional, católica, apostólica, romana y le va a las chivas del Guadalajara, son de esas familias que en nochebuena arrullan a un figura de yeso con forma de Jesucristo cuando era niño y lo tenemos que besar y ponen no solo el arbolito comprado en el otro lado, también ponen el tradicional nacimiento mexicano a veces tamaño gigante, con borreguitos, un pesebre, pastorcitos, los reyes magos dos barbones y uno negro.
Ángeles y Maria y José, heno y un espejito que simula un lago.
Antes mi abuela imponía cierto respeto, no quería que nos tomáramos la fiesta a la ligera.
También nos ponía a todos a rezar el rosario y a considerar la navidad como el día mas importante de nuestras vidas.
A pesar de la crisis todos mis familiares ese día se van bien vestidos y se hacen regalos y también a los niños que son mas cantidad que calidad.
El chiste es que se vea el árbol lleno de presentes y con tremendas botellas de alcohol olvidarnos un poco del turbulento mundo en el que vivimos.
Solo por unos momentos porque no falta el vecino hijo de la chingada que está truene y truene cohetes y las alarmas de los carros sonando. O el otro vecino echando bronca y al otro día todo crudo pidiendo disculpas.
Otros que ni eso. O ya de plano el que no ha faltado muchos años antes a la fiesta es el que tiene, no se por que razón, una ametralladora que descarga sus ráfagas al aire a punto de las doce de la noche.
La ultima vez que quise celebrar la navidad no solo sonaron metrallas en navidad sino también, no les miento, algo que parecía como una bazuka que me recordaba al tiempo que USA invadió Irak, por los estruendos.
Temo por mi seguridad de en media cena, cuando estemos rebanando el jamón de marrana con piña me caiga un jodido misil teledirigido en plena mesa.
Por lo tanto empiezo a celebrar navidad antes que nadie, deseando en el fondo que se acabe y no para ahora hasta el día 6 de enero. 2 meses de estupefacción y delirio que no puedo evitar solo que ahora no iré a la fiesta
( espero que no se vaya a rajar las venas mi madre con el cuchillo electrónico para partir el pavo)
Por mi seguridad, por no tengo carro y los transportes ese dia brillan por su ausencia o están en servicio muchos delincuentes que quieren hacer su cena a nuestras expensas.
Me voy a atrincherar en mi cuarto con varias botellas de vino y ese dia, para hacer algo distinto no me voy a bañar, ni a rasurar ni a cambiar los calzones. Estaré descalzo y con un casco militar en mi trinchera de almohadas, libros y revistas, cds apilados en forma simbólica como barrera para que me protejan de las embestidas que provocan estas fiestas barriobajeras.
Pero en mi demencia fingiré que me gusta, que adoro a la navidad mas que nada.
Soy fan de Yisus Craist, que viva el amor y el sacrificio, la virgen de Guadalupe, los reyes vagos y el año nuevo.
Viva México cabrones