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Verdette

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miércoles, 23 de septiembre de 2009

EL TRABAJO Y OTRAS PORQUERIAS

Si somos un poco despistados y creemos fielmente en la Biblia y el origen del hombre tendremos que considerar la historia con la que empieza este libro sagrado que los católicos nos robaron a los judíos cuando no podíamos defendernos a bombazos pues no contábamos con un país segundo en potencia mundial bélica.



El episodio inicia cuando Dios se emputó demasiado al descubrir que Adán y Eva se habían comido una manzana de su huerto en el paraíso sin haberla pagado. Aunque todavía no se inventaba el dinero, aquel acto de tomar el fruto ajeno, era un robo que les costó el haber sido expulsados del paraíso de Dios.

Les dijo que de ese día en adelante y para siempre, se iban a ganar el pan (ojo, no la manzana, ¿eh?) únicamente con el sudor de su frente, esto es, trabajando.

El mensaje era que si querían comer manzanas o panes o lo que les diera la puta gana, tenían que trabajar y mucho, preparar la tierra, regarla, fornicar, poner a trabajar la tierra a los hijos también y así, para comer.

Se dice que esto sucedió miles y miles de años antes de Cristo, esto es, que después de el sexo, vino el trabajo y así ha continuado desde entonces.


Hace apenas un siglo la mujer ni siquiera trabajaba, se dedicaba a fornicar, cuidar a sus hijos, darle de comer al marido mientras este se pasaba casi todo el dia trabajando.

Que hermosos eran aquellos tiempos cuando la mujer esperaba al marido con la cena lista y los retoños sonrientes salían al encuentro del padre al volver de una larga y super mal pagada jornada laboral.


Todo era hermoso entonces pero vinieron unas viejas locas lesbianas con ideas de igualdad y no sé que cosa, y ellas también quisieron formar parte de la esclavitud laboral.


El hombre desde siempre se vio obligado a trabajar y la mujer a las labores del hogar sin sueldo pero entonces comenzaron a codiciar dinero y sentirse útiles aunque fuera solo un poco, y dejaron el hogar y sus hijos solo para trabajar y tener un dinerillo con el cual comprar maquillajes, vestidos, las pastillacas anticonceptiva, zapatos e irse a tomar con las putas de sus amigas a los bares de moda.


Peor que esclavos diría yo ya que los esclavos odian a sus esclavistas y en verdad desean matarlos y comerlo pero en el trabajo es una esclavitud mas bien a nivel mental en estos tiempos ya que las mujeres compiten en el mercado laboral a veces con sueldos menores a los que reciben los hombres y sus conocimientos son menos valorados.

Lo que determina la esclavitud laboral es que si salen libremente de un estupido trabajo, de inmediato se ponen a buscar otro y otro y hay trabajadores que hasta tienen 2 chambas.

¡Qué barbaridad! –Diría mi abuelita-

Por lo general la gentuza gusta mucho de criticar a quienes no nos gusta trabajar por unas putas migajas en devaluados pesos.

Podemos ser unos degenerados, alcohólicos, decadentes, drogos cristaleros, madreadotes de mujeres, hiphoperos, porno adictos, todo lo que sea, pero solo levantaremos sospechas como personas de mal si no tenemos algún trabajo por muy miserables que estos sean pues hasta las prostitutas le llaman “trabajo” al acostarse con cuanto cabrón les pueda pagar un leño.

O sea, eso no es amor ni trabajo, pues para hacer ciertas tareas remuneradas se debe tener cierta inteligencia y capacidad, cosas que las putas no tienen. El sexo debería ser gratuito como en cualquier especie animal. La mujer es puta solo si cobra algún bien después de tener sexo.

El trabajo es tan malo que pagan por hacerlo.


Por lo general las fuentes de trabajo legalizadas piden un sinfín de requisitos difíciles de conseguir, como la preparatoria o la universidad, como si fuera tan fácil sobrevivir a la educación básica mexicana, tan estupida e inútil como los pezones masculinos.

Luego piden carta de no antecedentes penales, algo muy difícil de no tener viviendo en el tercer mundo donde todos robamos algo para subsistir.

(por ejemplo yo les robo el tiempo cuando me vienen a leer en lugar de trabajar, baquetones)

Para ganar unos cuantos pesos mas las compañías piden ingles, idioma que ni el presidente de México sabe hablar bien. Al menos no habla mejor que yo y también me la pela para escribir así de perrón.

Pinches mexicanos, yo no sé por qué votaron por ese pelele, nomás hicieron enojar al loco presidente legitimo del Peje.

Te piden constancia y entrega aunque se trate de un trabajo donde los materiales y productos a los ecosistemas como las fábricas, las tabacaleras, los rastros, y empresas que avientan un montón de químicos y mierda al aire para que tu madre que teje chambritas y manteles de estambre respire todo mientras mira las telenovelas.

En Europa trabajan poco mas de 40 horas a la semana y chillan y se deprimen en cambio en el tercer mundo por lo regular se trabajan 70 horas por un tercio de lo que se paga en Europa y aquí no chillan, sino al contrario, lo miran como una jodida bendición de Dios ya que ese trabajo les da un dinerito con el que pueden alimentarse de sopas maruchan toda la semana y esperar el fin para dilapidar su salario en cervezas que beben mientras escuchan música de guitarras, acordeones y letras que hablan de violencia, sexo y drogas.



Yo no soy una persona así como que muy gastadora que digamos, soy ahorrador.

En 20 años de trabajos forzados, y a mi nivel educativo que apenas rebasé la secundaria porque soy hombre sabio sin estudios, me han pagado una mierda en muchísimos trabajos que tuve.


Dinero con el que mas o menos me compraba un libro, un disco, invitaba a un restaurante de comida rápida a una novia, iba pocas veces al cine. Cosas así.

De ahí en fuera no me alcanzaba para nada mas, ni ropa, ni servicios de internet, ni viajes, ni prostitutas de las caras como las que hay en las Vegas, ni siquiera para comer decentemente entre semana.

Trabajar en otra cosa que no sea mi apostolado artístico nunca me dio pues ni un tipo de estímulos para continuar haciéndolo pero yo también estuve engañado por años y no había en mi mente nada más importante que hacerme útil y conservar mis empleos mediocres.


Ahora que estoy desempleado y que no puedo revelar las fuentes de mis ingresos pero para que se den una idea de qué tipo son, el culo me duele,

Ahora finjo que tengo empleo, que soy un hombre de bien.

De vez en cuando me pongo mi único traje y única corbata con camisa clara y limpio mis zapatos a escupitajos para que mis vecinos hijos de la chingada vean que tengo empleo estable y soy una persona de bien pues temo que de no hacerlo me echen a la policía porque si les digo que mi trabajo es escribir para la humanidad que se conecta al internet para advertirles de las amenazas extraterrestres de dominación mundial no me van a echar a la policía sino a la casa de la risa. Son normales ellos, no entienden, pobrecitos.



Porque en efecto, el trabajo es parte de una conspiración extraterrestre que data desde hace miles de años como señalaba anteriormente y que de seguro ya olvidaron por estar cachando moscas con palillos como el Karate kid o porque su jefe les está agarrando las nalgas y soplándoles en la nuca porque la única función de los jefes como la de dios es la de estarte chingando cada vez más.



Recientemente unos científicos japoneses quisieron hacer una replica de las pirámides de Egipto que datan desde hace chingomiles de años con la tecnología e ingeniera mas moderna y se la pellizcaron, no pudieron subir las piedras para formar la pirámide.

Hicieron el ridículo.

Porque hace miles de años los extraterrestres ayudaron a los egipcios a hacer esos pinches montones de piedras que tanto fascinan a la especie humana turística y que se toman fotos encima de una especie de caballo jorobado que solo existe en medio oriente.



Si a veces Jesucristo me cae bien porque siendo carpintero como Pepe el Toro,

(aaay, ¿se acuerdan de la escena donde se le muere su hijo el torito?)

A pesar de que tenía un buen trabajo en aquel entonces decidió abandonarlo e irse a tomar con sus amigos, pero con un mensaje muy claro:

Amarse los unos sobre los otros y no codiciar el trabajo ajeno, porque trabajar no nos va salvar de irnos al infierno.



Verdette